- A mi hijo
-
- Nunca creí poder querer como
te quiero,
- quererte más que a nadie,
que a mí mismo,
- pensar en tí al final, en tí
primero,
- igual sobre la cumbre que al
fondo del abismo.
-
- Quererte sin reclamo de
cariño,
- sin pedirte igualdad de
sentimientos
- quererte porque al fín, mi
dulce niño,
- producto fuiste de nobles
sentimientos.
-
- Si pudieras mirarte como
eres,
- todo lleno de infantil
ternura,
- que despiertas en todas las
mujeres
- el celo maternal de una
criatura.
-
- No pronuncian tus labios la
palabra
- pero expresan tus ojos
cuando miras
- emociones tan hondas que
taladran
- y enternecen también cuando
suspiras.
-
- Tu sonrisa transporta y
arrebata
- a regiones de calma y de
ventura,
- donde todo sufrir, se
desbarata
- y se torna por cálida
ternura.
-
- Si pudieras sentir lo que yo
siento
- cuando lleno de gozo me
acaricias,
- o miro en tus sonrisas el
contento,
- inocente, sin dolo ni
malicias.